―¿Es enserio tu pregunta? ―le digo descaradamente.
―¿Me extrañas? ―¡Rayos! Sigue con lo mismo…
―¿Ya enserio, lo dices de verdad?
―¡Sí! Es de verdad ―¡Valió madres…!
―¡Jajajá! Deja de jugar. ¿Por qué preguntas eso? De seguro estás usando tu psicología inversa para que te halague y te diga cosas bonitas ―estoy segurísimo de su juego.
―No. No juego, te lo estoy preguntando de verdad.
―¿Por qué preguntas esto?
―Siento que pones pretextos para no vernos ahora ―me lo dice con un gesto de reclamo.
Yo me sorprendo. Ella pregunta de nuevo. No sé que responder; es muy obvio. Ella sigue empeñada en saberlo. Estructuro la respuesta. No quita el pie del renglón. Comienzo a hablar. No la convenzo. Me irrito. La imagino. Su tono de voz es determinante. La contestación es notoria; estuve pensando en ella todo el día y esperaba el momento propicio para hablarle. Muero de nervios antes de que me conteste. Recreo su voz en mis oídos. Ella sigue en la línea. Me rasco la planta del pie. Andrea está empeñada en sacarme la respuesta. En verdad la quiero ver; lloro por verla. Todo el día la soñé. Le escribí unos versos. La extraño. Dice que me extraña. Inmediatamente se eriza mi piel. Me hago el sordo para escucharlo de nuevo y le pregunto que si qué me dijo. Lo repite. Mi cuerpo sigue entusiasmado. Hace mucho tiempo que no sentía algo así. Lo repite. Muero por estar frente a sus ojos. La amo.
Sería poco decir que la echo de menos, en realidad a cada momento la revivo en mis párpados. Miro el reloj queriendo adelantar el tiempo. Ya quiero llegar a su casa; faltan tres cuadras. El tiempo es corto pero con profundas huellas. ¡Apúrate semáforo! ¡Quítate de encima carro imbécil! Por fin juntos. Sólo la contemplo; reímos, cantamos, corremos. Miro el reloj queriendo atrasar el tiempo. Odio irme tarde de su casa. Ya me voy. Ella me detiene. No digo nada. Ya es tarde y sabe que tiene que dejarme ir pero se aflige porque quiere que me quede. ¡QUIERO QUEDARME! ¡QUIERO QUEDARME! Siento su mirada en la mía; me ve con ternura.
Me voy hacia atrás. Me dirijo al carro. ¡Quiero que me hable! Me habla. Volteo. ¡Yes! ¡Me pide un beso! Jajajá, me hago del rogar. Con un gesto demandante me lo pide de nuevo. Lentamente me dirijo a ella; me pongo al borde de su cara. Ella espera que me acerque a su boca. Me acerco. Ella recorre la distancia que queda entre nuestra respiración. ¡Boom! Suavemente toco sus labios; me tocan los suyos. Siento algo extraño; no quiero parar… Sus labios son muy tiernos. Creo que ella no quiere acabarlo. La sigo besando. Siento su calor. La extraño ya. El beso aún no termina. ¿Qué pensará? La intensidad baja; desciende el éxtasis; termina el asunto. Emprende un tiroteo de pequeños ósculos como señal de que el primer beso fue correspondido. Nos miramos como idiotas. ¿Seré el amor de su vida? ¿Y si no? ¡Sí, ahuevo que sí soy! Soy el amor de su vida. “Te quiero”; “Yo más”; “Claro que no”; “Claro que sí”; “Nos vemos”; “Háblame cuando llegues a tu casa”; “Bye, bye”.
Me dirijo al auto. Espero que me siga. ¡Rayos! Ya quiero que venga, tiene que perseguirme. Me subo al coche; prendo el motor. Bajo el vidrio; desciende lentamente. ¡Sí! ¡Ella llega! Se inclina hacia mí. Me pide el “último beso”. ¡Valiendo! No quiero que mis suegros vean. Voltea hacia la puerta buscando quién puede observarnos. No hay nadie. Ahora sí; se acerca a mí. Me besa; me besa; me besa: fueron tres. Volteo el rostro al frente del volante. Se despide. Me despido. Llega a la puerta. Aún no me voy. Espero a que entre a su casa. Ella permanece poco tiempo en la puerta. Otra ve se despide. Me volteo de nuevo. Destrabo la palanca de los cambios. Acelero. Me voy. Lloro en el camino. Noto que no encontraré a otra persona como Andrea. Me siento afortunado.
Llego a mi casa. Bajo del auto el disco de Soda Estéreo. Me descalzo. Pongo el disco en la grabadora. Me acuesto. Cierro los ojos. Escucho dos veces “Ciudad de la furia”. Me da un poco de sueño. No, no tengo que dormir sin haber escrito esto. Me voy al ordenador. Escribo algunas frases. No sé qué hacer. Comienzo a escribir; escribo sobre la pregunta que me hace; tecleo el inicio del diálogo. Estructuro escenas y perspectivas; parece cubismo. Le pondré: “Narrativa en escenas, perfiles y perspectivas”. Me gusta. Me imagino el final; me dirijo hacia el final; escribo el final. Casi termino. Quisiera seguir escribiendo. Miro el reloj. Es muy noche. Escribo que el final está llegando. Escribo acerca del reloj. Casi termino. La extraño. Pongo que la extraño antes de terminar. Termino. Termino. Guardo el documento. Reviso lo que escribo. Así lo dejo. Lo subiré a mi página…
esta genial!!! y ya se puede que no sea chistoso pero ese [ahuevo que si soy!!] esta genial me nose me desentono y me hizo reir y pues wow que bonito!! es el amor!!!
ResponderEliminarJAJAJAJAJA xD
ResponderEliminar:..) TE AMO MICHELL :D
Al leerlo siento vivirlo otra vez, eres un liiindo x*******
Hahahaha, estuvo muy divertido ;D
ResponderEliminarJEJEJE... APARTE DE FILOSOFO... ERES UN "ROMANTICO"...! BUENA NARRATIVA MICH, ENHORABUENA!
ResponderEliminar-JATNIEL
Aaaaaaaaaaaa
ResponderEliminardebí leer este escrito antes de escribir lo mío.
Giio eres mi héroe xD
Amé este escrito, siempre me sorprendes con algo nuevo.
Fresco, romántico, genial.
Te falta poner un cuadrito que diga GENIAL
:)
Saludos