viernes, 2 de julio de 2010

Hablando de hormigas

Hoy no quiero hablar de filosofía, y mucho menos del pensar. Hoy quiero escribir de ti, de mis días contigo.
    Perdona si me simbolizo como una hormiga, no quiero decir que tú también lo seas, simplemente encuentro acertada la similitud para derramarme en el papel.
    ¿Has visto a las hormigas salir presurosas hacia el alimento? Va gran parte de la colmena a jugarse la vida por obtener ciertos bienes, para postergar su raza hasta el fin de los siglos. Una encuentra algo valioso y, a pesar de que éso esté proporcionalmente más denso que ella, se la hecha a su espalda... Así somos los amantes, comprendemos que algo enorme aplasta nuestros brazos y aun así queremos y pretendemos soportarlo. ¿Quién resistirá la embriaguez añeja de los besos?
    Las hormigas siempre encuentran provisiones donde otros ni siquiera pueden ver o entrar. Y así soy yo, olfateando sutilmente lo dulce en las cosas amargas, comiéndome tus letras precisas aunque imprudentes para los demás; y eso no me importa, porque el más pequeño de los formícidos sube hacia las montañas más altas y escarpadas.
    El amor es parecido a esas curiosidades de los insectos, tan fuerte que carga toneladas de días oscuros, pero tan débil que cualquier hombre puede pisarlo y echarlo a perder de un momento a otro… así soy yo, fuerte ante lo adverso y lo desconocido, pero frágil y débil cuando me recuesto en medio de tus brazos.
    Cuán bellas son las hormigas, nadie las conoce, viven bajo la tierra anónima de las sobras, sin embargo, habitan entre los campos fragantes de las flores porque éstas son sus guardaespaldas y su sombra. Los insectos se habitúan a explorar, no obstante, nunca se acostumbran a las cosas. El mundo es tan enorme que siempre hay algo nuevo qué encontrar; así hemos crecido los dos, normalmente caminando en la magia de los ojos y volando hasta las aguas de la atmósfera.
    He de decir como hormiga que mis antenas capturan tu sonriente imagen y me causa hambre inaudita… así me pasa, queriéndome perder en un nombre que no recuerdo aunque quizá éste sea el último hallazgo de mis manos; así somos los dos, saboreando la victoria de las flores, que a pesar de las guerras y batallas frías siguen recreándose con frondoso plumaje; así somos los dos, aprisionados en la colmena de los calores turbios, donde los tifones recorren y destrozan las millas de los cuerpos.

Para ti, mi más bella Hormiga.

3 comentarios:

  1. Me encantas Michell y me gustó mucho mucho lo que escribiste x******

    jaja mi hormiga ;)

    TE AMO <3

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  2. MICH... QUE NO QUIERES HABLAR DE FILO...? Y ESTO QUE ES: "...PARA POSTERGAR SU RAZA HASTA EL FIN DE LOS SIGLOS"? Y: "QUIEN RESISTIRÁ LA EMBRIAGUEZ AÑEJA DE LOS BESOS"? (MHH.. RICKO!!)... BIEN MICH!!! ERES COMO "LOS TIFONES QUE RECORREN Y DESTROZAN LAS MILLAS DE LOS CUERPOS", PERO ERES UN FILOSOFO (NATO)INCORREGIBLE...! FELICITACIONES MICH TQM!
    -JATNIEL

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  3. excelente simbolismo, mi contemporáneo y de alguna manera tocayo...
    saludos, escribes muy bien

    "y así soy yo, olfateando sutilmente lo dulce en las cosas amargas, comiéndome tus letras precisas aunque imprudentes para los demás; y eso no me importa, porque el más pequeño de los formícidos sube hacia las montañas más altas y escarpadas [...]"
    Imponente parte, enhorabuena, saludos

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