lunes, 13 de septiembre de 2010

El "Robaperas" de San Agustín

Escrito en la clase de Filosofía Medieval


En el capítulo IV del libro segundo de Confesiones, Agustín nos relata que cuando andaba de pandillero hurtó frutos de un peral. Él y sus amigos se deleitaron en hacerlo. Imagínense, un grupo de adolescentes cargados de adrenalina por robar peras, pero no excitados por el hecho de comérselas, sino por la acción misma de transgredir lo prohibido.
            Nos cuenta el filósofo que cuando tenían los frutos se los tiraron a los puercos, es decir, su rollo era andar de malilla y disfrutar de la anarquía. Sin embargo, eso no es lo sorprendente, lo admirable es concebir al joven contento por tirarles kilos y kilos de frescas peras a los cochis. Entonces, en estas consideraciones surgen tres preguntas: ¿Quiénes fueron los más perjudicados? ¿El santo Agustín, el dueño del peral… o los cerditos?