Los medios del tío Corp.

“Un mundo desbocado” sería un título perfecto para describir la situación actual de nuestro mundo. El proceso de globalización nos supera, las catástrofes económicas se avecinan, y el control moral yace encarcelado en una mazmorra de delincuencia, violencia y corrupción; y por si fuera poco, los medios de comunicación siguen empeñándose en manipular y manejarnos a como dé lugar.

    
    Anthony Giddens acuñó el término “mundo desbocado” para interpretar la situación en la que nos encontramos, ya que considera que existe un descontrol sobre las cosas, es decir, que la globalización nos está superando al grado de que estamos perdiendo dominio sobre nosotros mismos, por lo que comienza a imperar el desorden social, político y económico.

     Estas características nos agravian en cualquier estrato de nuestra vida. La globalización está perjudicando y alterando las concepciones éticas y morales de las culturas, sin embargo, no se trata del fenómeno mismo de la globalización sino de quién se estipula como el controlador de dichos efectos, es decir, el imperialismo, las corporaciones y las empresas. ¿Por qué dichos actores?

     Los que dominan y controlan el sistema suelen ser los peligrosos que deben ser señalados como ocultadores de la verdad. Pues como decía Goebbels: “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. No es sorprendente darnos cuenta cómo las corporaciones aumentan su poder mediante la creación de una sociedad consumista que se encuentra supeditada por el anhelo a los bienes materiales; así es como podemos notar que el problema no radica en el flujo de información sino en el flujo de cierta información que influye sobre nosotros.

     No todos están de acuerdo con tales afirmaciones puesto que existen posturas divergentes; por un lado están los escépticos, y por el otro, los radicales. Según Giddens, los primeros ven en la globalización el mismo modo de comercio, rayando en la misma forma de hacer economía; por el contrario, los radicales consideran a toda esta situación como un efecto que, incluso, repercute al traer consecuencias en todos los niveles sociales, moldeando así, la idiosincrasia de los afectados.

     Ahora bien, sea cual sea la postura debe tomarse en cuenta innegablemente que el que es capaz de dominar la información también es capaz de modelar la ideología social a tal punto que irreparablemente transforma modelos económicos. Entonces se comprende que la responsabilidad recae en dos polos: los que poseen el control de la información y sus variantes, y nosotros. Es así, probablemente, que sólo con esta conciencia logremos girar el devenir histórico hacia un porvenir más útil e inteligente.