Siempre en tu costado permanezco fértil de dolores; plantado en un frasco diáfano con tapa hermética asfixiándome: es delirio, vértigo quebradizo sulfurando mis visiones.
Es así que sufro, que me olvido de mí mismo; las ráfagas punzocortantes me desfiguran, me amputan el deseo de sobreponerme a mis placeres elevándome a la cárcel de la mutilación, de la ceguera, del momento; la respuesta: un anhelo, un sueño, un sentido parcial de la existencia provocándome a exacerbar la debilidad de los instintos para la fortaleza de mi idea.
― ¡Basura!― canta el buitre.
― ¡Basura!― dice el hombre moviéndose.
Primitivo, descanso en las cuevas; se sumerge la escalera por las pisadas firmes del soldado, de la guerra desprendida de mi pecho hacia tus altares de romances.
¡Bravo!― canta la serpiente sacando su lengua.
¡Bravo!― ruge el león mostrando sus colmillos.
¡Bravo!― irrumpe el águila en un vuelo astral.
Ya no es Dalí y su persistencia de memoria, ahora soy yo y mi surrealismo intempestivo; surge, inicia, se concibe la imagen: tres saltarines caminando hacia el tiempo de espera.
― ¿Tres? ¿Seguro que tres?― pelea Dialéctica.
― ¡Sí, son sólo tres, y tres, son sólo uno!― responde Plotino.
― ¿En qué basas tu argumento, Medievo?
―En tu dialéctica.
― ¡Yo soy la regla de los tres, no tres, soy uno regulando las leyes!― resuena Hegel.
― ¡Entiende Tripartito, eres tripartito!― Plotino refuta.
― ¿Cuáles tres?― cuestiona Dialéctica.
―El escritor, el filósofo, y el…
― ¿Y el soñador?
― No, el que busca matar su Yo.
Entonces ya no es Kandinsky con su Composición VII, ahora yo soy el que no era antes de escribir mi abstraccionismo: dimensiones encuadradas de rojo, volúmenes que despliegan perspectivas vitales en amarillo entrelazadas por sinalefas azules.
― ¡Quiero el Rojo y el Azul!― se constriñe el Amarillo.
― ¡Quiero el Azul y el Amarillo!― gime el Rojo.
― ¡Quiero el Amarillo y el Rojo!― explota el Azul.
― ¿Y qué harán unidos?― preguntan Dialéctica y Plotino al unísono.
―Ser Tripartitos― responden los tres juntos.
¿Quién quedaría? ¿Picasso? De éste no hay mucho que decir, tan sólo:
El azul se vomita sobre el lienzo; se asoma con un carácter primitivista.
Segundo:
El fuego no es rojo en El Guernica: Schopenhauer demacra su pesimismo.
Tercero:
Un esporádico amarillo penetra sus obras.
Se acabó Picasso, ya no es él sino yo con el cubismo.
Así permanecí: surrealista, abstracto y cubista; siempre acostado quejándome de insoportables dolores, llorando por un pincel, por una pluma, por un shofar. Así conocí la realidad, rebuscando en la poiesis de tres personas opuestas entre sí. Es así que sufro, que me olvido de mí mismo, con una musical epojé, un talante budista y un escrito ferviente de cúspide inefable.
¿Faltó algo más?
"Haré música hasta mover el cosmos de mi fatalidad en un porvenir de tonos y pisadas cosmológicas, hasta lograr que mi corazón sea una adecuación con mi destino..."
...
jajaja que onda man jaja chido jaja unque lamayoria no le entendi jajja las rolas stan chilas... sobres nosvemos elsabadopor aca bato jaja xd
ResponderEliminarcdt hasta entonces
poncanciones de tha strokes y de switchfoot
¿y quién no quisiera ser el soñador?
ResponderEliminarMen, muy buen escrito, tu estilo es muy bueno.
no quiero aventarme mi rollo poético, así que mejor tratare de sacar mi filosofía, y qué tal que la dialectica nos invita a sacar el contrarío de todo aquello que creemos, y sabemos que encontraremos esa síntesis entre lo que queremos y lo que podemos querer...
y la víbora sacabá la lengua en señal de victoria ella sabía que era superior... y el buitre cantaba porque sabía que la carroña se esta acabando por que la filosofía le está quitando de comer la ignorancia...
men que curada está el escrito se ve el nivel que tienes de redacción, Saludos.
..Amor Fati..